(De Nuestra Redacción) "Me pegaron un tiro, me estoy muriendo"; le dijo Lourdes Espíndola, de 25 años y madre de dos hijos, a su esposo Fernando Altamirano de 34, también policía bonaerense, en un audio de wathsapp luego de un asalto para robarle su arma reglamentaria mientras hacía horas adicionales en uno de los peajes de la autopista Acceso Oeste.
Ambos policías se la pasaban haciendo adicionales ya que sus sueldos estaban prácticamente embargados por los prestamos usureros y los adelantos de sueldos.
Horas antes de este hecho que conmocionó a la población, otra joven mujer policía de la zona sur del Gran Buenos Aires, Tamara Ramírez, de 26 años, era asesinada tras un robo en su domicilio. Los tres protagonistas de esta triste historia están bajo el mando del ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires Cristian Ritondo, cuya jefa operativa, política e institucional, es la gobernadora María Eugenia Vidal.
Hoy, Tamara está muerta, Lourdes con "muerte cerebral irreversible" en el Hospital Posadas y su esposo renunciando a la fuerza de seguridad, porque, según dijo, "nadie nos cuida". Los medios masivos de comunicación no nombran a los responsables políticos, solo buscan justificaciones y morbosidad ante tanta tragedia. Pero no se esperaban, ni los funcionarios ni sus voceros, que del dolor más profundo de un policía casi viudo, con dos hijos que criar y una vida por delante, podría surgir el rompimiento del cerco mediático del poder para decir lo que tantos ocultan. Mientras los voceros del modelo buscaban sólo la expresión de mano dura, frente a todos los micrófonos y en medio de un desgarrador llanto, Fernando Altamirano dijo: "Voy a dejar la policía para cuidad a mis hijos, a mí y a mis compañeros nadie nos cuida, yo la voté (a María Eugenia Vidal), nos prometieron que nos iban a cuidar, a equipar, a mejorarnos el sueldo y la obra social y al final fue todo mentira". Desesperado, el Poder Judicial de Morón detuvo a un hombre de 37 años, al que señalan como el autor del disparo contra la policía Lourdes Espíndola.
Policías Machirulos y Funcionarios Judiciales Cómplices
En una muestra más de la pérdida de la cordura de los responsables políticos e institucionales del gobierno de la provincia de Buenos Aires, el jefe de la Bonaerense, comisario Fabián Perroni, fue a visitar a Espíndola y se topó con su esposo. Según relató Altamirano, su jefe en la fuerza lo cuestionó por haberse manifestado contra las autoridades políticas de la provincia. "Me encaró y me dijo que debía comportarme como un hombrecito, que no debía andar llorando, yo le quise entregar mi credencial pero él no la aceptó".
La irresponsabilidad del jefe de la bonaerense se mezcla además con una creencia firme en el partido de gobierno: Que los hombres no lloran, menos si son policías. Y que es mejor comportarse como un "hombrecito" que como otra cosa. Por ahora, Perroni sigue en su cargo, apañado por Ritondo y por Vidal. A su vez, el secretario de Política Criminal de la Procuración Bonaerense, Francisco Pont Vergés, atribuyó la ola de inseguridad y los ataques a los policías a una cuestión "estacional". Y lo explicó así: "Se juntan varios hechos que impactan mucho en la sociedad, es una racha estacional".
El Modelo Bullrich-Vidal
La seguridad, tanto para la ministra nacional Patricia Bulrrich como para su par bonaerense, Cristian Ritondo, se basa en lo que los juristas denominan "demagogia punitiva", exacerbando el odio de clase, estigmatizando a sectores juveniles y mucho más si son pobres y predicando con la teoría de mano dura, diciendo que "todo tiempo pasado fue peor". Forma por la cual buscan recomponer la relación perdida con amplios sectores, producto de la deteriorada situación económica. Así anunciaron la Ley Antiderribos, con la que prometieron perseguir a los aviones narcos por los cielos argentinos. Y también hicieron famosa la terminología "narcomenudeo", con la cual justifican la detención de jóvenes con pequeñas dosis de drogas para consumo personal. ¿Los grandes narcos? Bien, gracias.
La Degradación en Morón
Casi de manual, tanto desmanejo nacional y provincial tiene su correlato idéntico en Morón. Hace poco tiempo Quinto Poder Conurbano hizo público cómo el Fiscal General del Departamento Judicial de Morón, Federico Nieva Woodgate, decidió cerrar la fiscalía N° 9 y desplazar a su titular, la fiscal Claudia Fernández (Ver: "Echaron a una Fiscal Macrista..."). La acusaron de desmanejos que incluyeron el armado de causas para posar en "operativos truchos" junto a funcionarios municipales y el propio Cristian Ritondo.
En los Tribunales de Morón dicen que el único acercamiento de la fiscal Fernández con la justicia y la seguridad es que era, o es, vecina de Cristian Ritondo, en el barrio porteño de Mataderos y que comparten una pasión. Ambos son hinchas del Club Nueva Chicago.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario