(Por Mica Minelli*, Especial para Quinto Poder Conurbano) Adentro, un señor de 88 años al que el pueblo alguna vez le
dedicó el “que se vayan todos” sentado en una banca que no suele ocupar, pero
sí cobrar.
Afuera, bajo la lluvia, con los pies congelados del frío y
resistiendo el viento, pibas de 15 y 16 años. Esperan ansiosas que ese hombre,
al que muchos no se animan a nombrar por yeta, presione el botón que las hará
dueñas o no de sus vidas y destino. ¿Se te ocurre algo más injusto?
La edad promedio de los senadores y senadoras que votaron en
contra del derecho de esas pibas es de 58 años. ¿Cuánto puede saber esa gente
de las necesidades de lxs pibes y pibas? La grieta generacional no tiene que
ver con una cuestión de edad únicamente, si no también con la capacidad de lxs
adultxs de ocupar su rol, escuchar y contener a lxs más chicxs. No fue el caso
de nuestros legisladores y legisladoras.
Adentro, el pasado. Afuera, el presente que no quieren ver y
el futuro que pronto los va a aplastar.
Adentro, el conservadurismo, las tradiciones, la moral y las
“buenas costumbres”, los mandatos, estereotipos, la opresión, sumisión, el
deber ser, el status quo.
Afuera, los sueños, la diversidad, el aguante, la libertad,
el placer, el deseo, la juventud, la revolución de las pibas, la ola verde y
feminista.
La Revolución de las Hijas
La teoría democrática sostiene que las instituciones nos
representan. Pero, quién representa a las miles de pibas de 14, 15 y 16 años
que desde el inicio de este debate hasta hoy tomaron las plazas, las escuelas,
llenaron de pañuelos verdes los espacios públicos, las sobremesas, las redes.
Cómo las representan señores de corbata y señoras de piernas cerradas. Qué
tienen que ver el glitter, los cánticos de las pibas en la calle, y los
discursos monótonos que invocan religiones para condenar deseos. ¿Acaso no se
asomaron a ver la marea verde? ¿Acaso ignoran el reclamo enardecido de las
jóvenes de su patria? ¿Cuándo el congreso se convirtió en una reunión de
chimentos donde se juzga lo que hace la vecina desde ojos y realidad
ajena?
“No están preparados”, “no tienen idea de nada” “están en la
pavada los pibes de ahora”, “no están capacitados” nos decían cuando queríamos
votar a los 16. Qué distinta hubiera sido la sesión de ayer si les dejábamos a
las pibas tomar las bancas y discutir este proyecto de ley. ¿No?
Nos subestimaron. Siempre lo han hecho. Pero esta revolución
es de ellas, de las pibas, las adolescentes y las niñas. Al colectivo de
mujeres, travestis y trans siempre todo nos costó el doble. Pero eso nunca nos
detuvo. Qué les hace pensar que esto nos va a detener.
Quién dijo que todo está perdido. Yo vengo a ofrecer mi
corazón.
Alguien hablaba de la rapidez con la que creció el
movimiento feminista en este último tiempo, la profundización del reclamo, la
consciencia de los derechos que nos han negado desde siempre. Si en tan poco
tiempo fuimos tantas, cómo creen que será el próximo tratamiento del proyecto.
Tenemos tiempo para convencer, para organizarnos, para interpelar, argumentar,
para invitar a las que esta vez faltaron. Dudo de que las mentes cuadradas del
pasado, digo, senado se transformen a esta altura; pero en nuestras manos está
el poder de quitárselos. No olvidamos, aprendimos a votar. Ya no habrá ni un
funcionario que no deba posicionarse al respecto de la lucha feminista en
nuestro país. Y las que no votan, aquellas que el sistema no contempla como
sujetas políticas… se tendrán que hacer oír más fuerte, como bien saben
hacerlo, demostrar que arden y enseñarnos cómo se da la pelea. Que tiemble la
tierra de pibas con ganas. Ganas de transformarlo todo.
Aprendimos la fuerza que tenemos juntas. No pedimos permiso,
nos organizamos y exigimos. Abortos clandestinos seguirá habiendo, porque nunca
permitimos que decidan por nosotras. Tejeremos redes para acompañarnos,
conseguir las pastillas, cuidarnos. No vamos a quedarnos a esperar a que papá
Estado nos proteja, si éste es un machirulo y se opone a concedernos la
libertad de decidir, nosotras mismas defenderemos nuestras vidas. Con
información y sororidad.
Y claro que volveremos a dar batalla, porque la
despenalización social ya la tenemos. Las instituciones son las que no se
acoplan a sus sociedades.
Las luchas duelen, arrancarle derechos a este mundo injusto
y patriarcal duele. Pero nos tenemos, tenemos el abrazo sanador, las lágrimas
llenas de ilusiones, los pañuelos atados. Mientras las pibas vamos tomando el
espacio público, los dinosaurios van a desaparecer.
Más temprano que tarde, va a ser ley.
* Comunicadora Social. Militante Feminista. Co-conductora y productora de Viva La Matria en F.M. En Tránsito
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